Shabbat
Shabbat, un espacio dirigido a los padres de familia del colegio para crecer y fortalecer la fe cristiana. En este año, queremos ahondar en los tiempos litúrgicos y celebraciones especiales que nos ofrece la Iglesia: cuaresma, pascua, pentecostés, ordinario, adviento y navidad.
SHABBAT – PREPARACIÓN A LA PASCUA
SÁBADO 8 DE ABRIL
Texto
bíblico: Isaías 43,19-21
19
Pues bien, voy a hacer algo nuevo: ya está en marcha, ¿no lo reconocéis? Sí,
abriré en el desierto un camino, alumbraré ríos en el páramo; 20 me honrarán
los animales campestres, los chacales y los avestruces; pues llenaré de agua el
desierto, alumbraré ríos en el yermo, para abrevar a mi pueblo, mi elegido, 21
ese pueblo que yo me he formado. Él proclamará mis alabanzas.
Sobre
la Pascua Cristiana[1]
Según
las antiguas tradiciones del pueblo de Israel, Pascua, fiesta de la libertad,
debía celebrarse en primavera, en un momento en el cual todo se llena de la luz
que se reparte entre el día y la noche: la del sol en el día, porque es el
equinoccio de primavera; la de la luna en la noche, porque es la semana de la
luna llena. Fiesta de la luz, por lo tanto, pero también fiesta de la vida.
Cuando en los lugares del mundo en los cuales son más marcadas las estaciones
comienzan a quedarse atrás el invierno, se tiene la sensación de que la vida se
renueva. El aire fresco que se respira en esos días y las aguas trasparentes de
los deshielos son el anuncio de ella. Los primeros brotes de la vegetación y
los colores de las flores con los que empiezan a verse pintados los campos,
despiertan una alegría general por todas partes. Es también, en el mundo de los
animales, la época del nacimiento de las primeras crías y en el alma de los
seres humanos el tiempo del nuevo nacimiento: como “retoños de olivos”, canta
la liturgia, para expresar el renacimiento espiritual que se da entre los
creyentes, o “como niños recién nacidos”.
Primavera
no significa simplemente lo que pasa periódicamente en la naturaleza, sino algo
que puede acontecer en todo momento en nuestros corazones. En las estructuras
más profundas de nuestra existencia no dejamos de experimentar la necesidad de
renacer de tiempo en tiempo, también en el mundo de la fe. Por esta razón
celebramos los cristianos en nuestra gran fiesta que es la Pascua de la salvación,
como decían los Padres de la Iglesia (to pásja tês soterías), la experiencia de
una primavera espiritual por la cual, al pasar con Jesucristo el Señor, de la
esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida,
renacemos en la fe y en la esperanza.
Para
reflexionar:
- A
partir de la lectura y de la propia vida, que ha nacido o que te gustaría que
naciera en esta primavera pascual?
[1] Fragmento del texto “Sobre la Pascua
Cristiana” del Pbr. Alberto Ramírez Zuluaga (q.e.p.d), quien al momento de su
deceso no lo había terminado aún.
AVANZAR HACIA EL DESIERTO
Marzo 4 de 2017
PRIMERA PARTE: Oración.
INTRODUCCIÓN
Iniciamos el
tiempo litúrgico de la cuaresma, 40 días, donde se nos invita a preparar el
corazón para la fiesta más importante de nuestra fe cristiana, la pascua. Un
tiempo favorable para ordenar el corazón y centrarnos en la persona de Jesús a
través del ayuno, la oración y las obras de misericordia.
Pidamos
juntos la alegría de que es este tiempo podamos abrir nuestro corazón y
dejarnos hacer, moldear por el amor de Dios revelado en Jesús.
Jeremías, 18
1. Palabra
que fue dirigida a Jeremías de parte de Yahveh:
2. Levántate
y baja a la alfarería, que allí mismo te haré oír mis palabras.
3. Bajé a la
alfarería, y he aquí que el alfarero estaba haciendo un trabajo al torno.
4. El
cacharro que estaba haciendo se estropeó como barro en manos del alfarero, y éste
volvió a empezar, transformándolo en otro cacharro diferente, como mejor le
pareció al alfarero.
5. Entonces
me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
6. ¿No puedo
hacer yo con vosotros, casa de Israel, lo mismo que este alfarero? - oráculo de
Yahveh -. Mirad que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en
mi mano, casa de Israel
Palabra
de Dios.
SEGUNDA PARTE: Avanzar hacia el desierto, espiritualidad de la cuaresma.
Mateo 4, 1-2
Entonces
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después
de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre.
Marcos 1,
12-13
En seguida el
Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado
por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Lucas 4, 1-2
Jesús, lleno
del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el
Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días.
(Fragmento
de Carta a un rehén, A. de Saint Exupery)
Viví tres
años en el Sahara. Soñé, también yo, después de tantos otros, con su magia.
Cualquiera que haya conocido la vida en el Sahara, donde todo es aparentemente,
mera soledad y desamparo, llora aquellos años, a pesar de todo, como los más
hermosos que ha vivido. Las palabras “nostalgia de la arena, nostalgia de la
soledad, nostalgia del espacio” solo son formulas literarias y no explican
nada. Pero ahora, a bordo de un paquebote hormigueante de pasajeros hacinados
unos contra otros, me pareció que por primera vez comprendía el desierto.
Ciertamente, el Sahara solo ofrece hasta donde se pierde la vista, una arena uniforme, o más exactamente -puesto que allí las dunas son raras- una grava guijarrosa. Allí uno se baña en las condiciones mismas del tedio. Y sin embargo invisibles divinidades nos construyen una red de direcciones, de pendientes y de signos, una musculatura secreta y palpitante de vida. Ya no es uniformidad. Todo se orienta. Ni siquiera un silencio se parece a otro silencio.
Hay un silencio de paz cuando las tribus están reconciliadas, cuando la noche recoge su frescor; es como si hiciéramos alto, con las velas recogidas, en un puerto tranquilo. Hay un silencio de mediodía cuando el sol suspende los pensamientos y los movimientos. Hay un silencio falso cuando el viento del norte ha cedido y la aparición de insectos arrancados como polen a los oasis del interior, anuncia la tempestad del Este, que trae arena. Hay un silencio de confabulación cuando se sabe, de una tribu lejana, que está fermentando. Hay un silencio de misterio cuando se anudan los indescifrables conciliábulos entre árabes. Hay un silencio tenso cuando el mensajero tarda en volver. Un silencio agudo cuando se retiene la respiración, por la noche, para escuchar. Un silencio melancólico si se recuerda a quien se ama.
Todo se polariza. Cada estrella fija una dirección verdadera. Son todas estrellas de reyes magos, todas sirven a su propio dios. Esta indica la dirección de un pozo lejano difícil de ganar, y la extensión que los separa de ese pozo pesa como una muralla. Esa indica la dirección de un pozo agotado, y la estrella misma parece agotada, y la extensión que os separa del pozo seco no tiene pendiente. Aquella otra estrella sirve de guía hacia un oasis desconocido que los nómadas os han alabado, pero que la disidencia os veda, y la arena que os separa del oasis es césped de cuento de hadas. Tal otra indica la dirección de una ciudad blanca del Sur, sabrosa, al parecer, como un fruto que invita a hincarle los dientes. Aquella la del mar.
(…)
Y como el desierto no ofrece ninguna riqueza tangible, como no hay nada que ver ni que oír en el desierto, se está constreñido a reconocer -puesto que ahí la vida interior, lejos de dormirse, se fortalece- que el hombre está animado al comienzo por solicitaciones invisibles. El hombre está gobernado por el espíritu. En el desierto, valgo lo que valen mis divinidades.
TERCERA
PARTE: Celebración de la Eucaristía.
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